Aparejo romano: Opvs silicevm
La página "Artifex balear.org" es muy útil a la hora de conocer los distintos tipos de aparejo romano y su composición, y además incluye ejemplos con imágenes. No obstante al presentar tal abanico de "opvs" romanos, no profundiza en ninguno y ha sido preciso consultar bibliografía para conocer mejor el opvs silicvevm, para el cual presenta la siguiente definición:
Grandes bloques irregulares
careados ( lisos en su lado visto) y escuadradas
para asentarlas a hueso ( sin mortero).
Herederos del pelargikón griego y del
pelásgico etrusco.
Fábrica ciclópea, adecuada para
murallas y cimientos, pero con el tiempo se utiliza
también en la construcción generalista,
disminuyendo el tamaño de los sillares.
La disposición poligonal irregular pasa
con el tiempo a una poligunal regular y finalmente
produce la mampostería trapezoidal regular,
como el opus reticulatum.
Este sistema constructivo se caracteriza por la colocación de los bloques en seco y
frecuentemente de tamaños desiguales, tallados sumariamente evitando por lo
general su asentamiento en hiladas horizontales. A la luz de los estudios de
Lugli (1957: 56 y ss.), se distinguen cuatro estilos que en Hispania no tienen
un sentido cronológico ya que existen edificaciones que emplearon al menos dos
de ellos en el mismo momento, seguramente por haber sido elevados por distintos
equipos de constructores. Éste sería el caso de la muralla de Tarraco, cuyas
cortinas de la primera fase (circa 200 aC) corresponden al estilo II mientras
que algún tramo del zócalo de la segunda fase (150 aC) se considera entre la I
y la II (Asensio Esteban: 2006, p. 121). Fenómenos parecidos tienen lugar en la
torre de la Plaza de Estudiantes del
Castell de Saguntum y la muralla de la Ampurias romana. Además
estas técnicas constructivas no son exclusivas del mundo romano, pues las
encontramos en obras helenísticas e indígenas, como en la muralla meridional de Emporion
(mediados del siglo II aC), con un aparejo asimilable a la fase II pero en una
ciudad griega e ibérica. También en el Valle del Ebro, la Meseta y el Sistema
Ibérico encontramos ejemplos de murallas de factura indígena que emplean
técnicas constructivas similares al aparejo poligonal romano de la II fase
(Asensio Esteban: 2006, p. 124).
Sobre todo en la Hispania Citerior, en época republicana,
nos encontramos fundamentalmente con construcciones de gran aparejo en piedra
que corresponden a obras públicas localizadas en grandes centros urbanos de
fundación y población romanas, también de origen prerromano y con menos
frecuencia en centros no urbanos. Es destacable la escasez de opvs caementicivm a pesar de que éste
fuera el método predominante en la arquitectura pública y privada de la Italia
de los siglos II y I aC. Dicha escasez se debe a que son las obras de gran
aparejo las que predominan en la Citerior.
El opvs silicevm
engloba un conjunto de técnicas de época básicamente republicana. Es muy
complicado también datar cronológicamente los estilos pues se suelen emplear
sincrónicamente o su uso se prolonga durante siglos sin cambios formales. Por
ello para el estudio cronológico son fundamentales los datos estratigráficos.
Podemos observar que el
opvs silicevum es casi
exclusivo de las obas públicas, defensivas y de su aterrazamiento, casi
inexistente en las construcciones domésticas (sólo podemos citar una casa de la
Ampurias romana).
Las fases definidas por Lugli:
- I Fase:
Son las obras construidas con bloques informes o poco
carreados a golpe de maza colocados con gran rusticidad sin mortero, aunque con
la presencia de cuñas informes, de modo que dejan espacios entre sí y no
describen hiladas coherentes. En Hispania la encontramos en sectores muy
concretos de la zona Noroeste del zócalo
de la segunda fase de la muralla de Tarraco,
compuestos por dos paramentos de enormes bloques asentados con pocas cuñas y
piedras de calzadura que dejan espacios vacíos en las líneas de la juntura.
Figura 1: Muralla de Tarraco |
- II Fase
Se caracteriza por bloques rústicos más elaborados, mejor
asentados y rejuntados en seco con ripios y algunas cuñas triangulares o
trapezoidales de calzadura muy tosca. Su terminación suele presentar
almohadillado con o sin listel perimetral. Suele aparecer en conjuntos
monumentales de carácter defensivo en los que se buscaba dar aspecto de
fortaleza.
La encontramos en las
cortinas y el basamento de las torres de la primera fase de la muralla de Tarraco (finales del siglo
III-principios del II aC). También en casi todo el zócalo de la segunda fase de
la muralla, de la segunda mitad del siglo II aC.
También en la mayoría de las torres republicanas del Saguntum
(primera mitad del siglo II aC), la muralla meridional y el muro oriental de cierre del Asklepeion de la Neápolis de Emporion (siglo II aC).
Figuras 2 y 3: Neápolis de Emporion: muro de aterrazamiento de la escalinata de acceso al templo y torre oriental de la puerta de la muralla sur de la ciudad. |
- III Fase
En esta fase sólo se puede incluir un trecho de la muralla de la fortaleza de Olèrdola
junto a la torre III. Los elementos típicos de la fase III que este zócalo
presenta son la talla cuidada de los bloques, el alisado externo de las piezas
y la carencia de líneas de juntura horizontales de modo que los planos de
asentamiento siguen siendo sinuosos y no describen hiladas coherentes.
Figura 4: Muralla de la fortaleza de Olèrdola |
- IV Fase
Presenta bloques de talla muy perfecta de formas
trapezoidales que tienden al paralelogramo, dispuestos en hiladas
pseudoisódomas casi horizontales. Las juntas verticales son casi siempre
oblicuas y las caras externas suelen presentar almohadillado y anathyrosis externa, que aportan un
juego de luces y sombras y aspecto robusto.
Sobre todo encontramos ejemplos en recintos defensivos: las cortinas y las torres III y IV de la
muralla de Olèrdola, de bloques trapezoidales aislados y con complicados
engatillamientos.
También el zócalo de
la muralla meridional de la Ampurias romana, que presenta bloques con
almohadillado rústico. Las que enmarcan la puerta del sur de la ciudad tienen
además listel perimetral y numerosos sillarejos y cuñas triangulares y
trapezoidales de calzadura.
El muro monumental de
Diana de Saguntum tiene bloques
de distinto tamaño, algunos con almohadillado, engatillamientos y anathyrosis externa que tienden a formar
hiladas horizontales con ayuda de sillarejos de calzadura colocados en
horizontal y vertical.
Figuras 5 y 6: Ampurias romana, basamento de la muralla sur y muralla meridional |
BIBLIOGRAFÍA
Asensio Esteban, José Ángel. “El gran aparejo en piedra en
la arquitectura de época romana republicana en la provincia de Hispania Citerior: el opvs silicevm y el opvs qvadratvm” en SALDIVIE nº
6, 2006, páginas 117-159.
Bendala Galán, Manuel. “La
Ciudad en la Hispania Romana”, en La
Ciudad en el Mundo Romano. 1994, Actas XVI del Congreso Internacional de Arqueología Clásica (Tarragona, 1993),
vol I, Tarragona: Ponencias, páginas 115-123.
Imágenes 2, 3, 5 y 6: Asensio Esteban, José Ángel. “El gran aparejo en piedra en
la arquitectura de época romana republicana en la provincia de Hispania Citerior: el opvs silicevm y el opvs qvadratvm” en SALDIVIE nº
6, 2006, páginas 117-159.
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